martes, 2 de septiembre de 2008

Extremoduro suspende su concierto y cientos de jóvenes provocan destrozos

La última noche de feria se quedó sin concierto. El espectáculo musical de Extremoduro se suspendió sólo unos minutos antes de comenzara. Las razones, que se explicaban en una nota informativa en la taquilla del Auditorio Maestro Padilla, apuntaban que las condiciones meteorológicas de ese día provocaron la suspensión del evento.

Una noche en la que el viento soplaba un poco más fuerte de lo normal en algunas zonas. Lo que sí es cierto es que los componentes del grupo hicieron en la tarde del sábado su prueba de sonido, pero los responsables técnicos del montaje del escenario añadieron además que «las necesidades técnicas del escenario no eran las apropiadas».

Una suspensión que no sentó nada bien a las personas que habían pagado por su entrada. Varios centenares de jóvenes se agolparon durante alrededor de hora y media a las puertas del recinto ferial porque querían una respuesta ya que las anteriores no les convencían. A pesar de la suspensión, quienes adquirieron una entrada podrán recuperar su dinero donde la compraron.

Lanzamiento de vallas

El acaloramiento del público fue subiendo de temperatura y además de los silbidos comenzaron a volar botellas hacia el interior del recinto del concierto. No sólo con esto, las vallas que estaban en la puerta para alinear la fila de entrada comenzaron a volar también.

Asimismo los jóvenes las utilizaron para golpear la puerta metálica y además lanzaron un contendor de la basura hacia la misma provocando ruido y con el objetivo de abrirla y poder entrar.

La masa de jóvenes logró abrir la puerta 'haciendo palanca' con una valla, aunque cuatro vigilantes de seguridad consiguieron evitarlo. Entonces salieron los técnicos de montaje quienes aseguraron a través de un megáfono que hoy «se confirmará una fecha para Almería, porque sois vosotros».

A pesar de las explicaciones, los jóvenes continuaron a las puertas del recinto y el ambiente se volvía a caldear. La puerta contigua consiguieron echarla abajo con las vallas que había en la zona.

Los vigilantes de seguridad junto con los técnicos tuvieron que poner una barrera para evitar la entrada de un público más que enfadado que descargó su adrenalina contra los trabajadores del recinto sin atender a razones ni explicaciones.

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